El día del Emperador

 

El día del Emperador

Fue en un largo viaje en avión que escuché este relato. El pasajero que estaba sentado a mi lado, que había permanecido callado durante horas, empezó a hablar. En ese momento yo estaba muy cansado y con sueño, pero a pesar de las ganas de dormir que tenía, algo hizo que le prestara atención. Ahora no recuerdo si lo que contó pasó o va a pasar en algún país. Cuando terminó la historia, el hombre sin esperar mi reacción, se levantó y se cambió de asiento. Inmediatamente me quedé dormido. Al llegar a mi destino, mientras esperaba las valijas en el aeropuerto, traté de recordar lo que había oído:

Era una situación confusa entre dos personas, un gobernante llamado Renee y su adlátere llamado Inocencio. Al parecer el gobernante de ese país manejaba como marionetas a sus ministros y secretarios, por la obsecuencia que éstos habían tenido durante años, le habían hecho creer que él era amo y señor de su pueblo. Cansado de ocupar ese cargo y habiendo acumulado una significativa riqueza, quería alejarse, pero su entorno le pedía que siguiera. Se renovaba continuamente en su mandato, porque la mayoría de la gente no concurría a votar, porque sabían que hacía fraude alterando el resultado del escrutinio y solo lo hacían sus seguidores.

Un día Renee le comunicó a Inocencio que quería nombrarlo emperador,lo que lo sorprendió sobremanera. No podía explicarse cómo podría existir un emperador en una república democrática, a lo que Renee respondía que lo sería porque él lo ordenaba, y a sus órdenes, nadie se atrevía a discutirlas, todos las cumplían. Muy preocupado Inocencio por el cariz que tomaba la conversación, se defendió diciendo que no sabría manejarse como emperador a lo que Renee se encargó de justificar diciéndole que sabía que era un mediocre y débil de carácter, pero que él le indicaría lo que tenía que hacer por lo que no debía preocuparse. Inocencio argumentaba que en ese caso la gente terminaría dándose cuenta que no era él quien mandaba, lo que no pareció importarle para nada a Renee. Cada vez más preocupado Inocencio se atrevió a decir:

En la situación que usted deja el país, yo no querría asumir la responsabilidad de gobernarlo y menos si voy a tener que seguir sus consejos,”

Renee le marcó con tono imperativo que debería sentir miedo de no querer obedecer sus órdenes. Y dando por sentado que todo se haría como él lo había planeado, fastidiado le dijo:

Un gobernante el primer día que asume, debe tomar una medida draconiana, terrible, tan severa que asuste y meta miedo en la población, eso es lo que deberá hacer usted.”

Inocencio terminó aceptando, y su mente empezó a trabajar febrilmente preparando aquella primer medida draconiana que se le había aconsejado tomar.

Finalmente llegó el día señalado, se anunció por todos los medios que el gobernante daría una noticia sensacional. En el recinto se dieron cita periodistas de todo el mundo.

El gobernante sin más preámbulo, con tono serio, autoritario como de costumbre anunció que coronaba Emperador a Inocencio Primero, que desde ese momento se seguirían sin discutir, cualquier orden o disposición que de él emanara; que las órdenes se deberían ejecutar inmediatamente, por más incomprensibles que pareciesen.

Una vez que le colocaron la corona en su cabeza, los periodistas empezaron con preguntas. Una preguntó cómo podía ser que en un país democrático de repente alguien apareciera como emperador. A lo que contestó Inocencio:

Es el destino”.

Otro preguntó si gobernaría el país él o lo seguiría haciendo entre bambalinas Renee, a lo que el Emperador contestó que a partir de ese momento él asumía el poder absoluto y quien no acatara sus órdenes sería ejecutado.

Finalmente otro periodista hizo la pregunta que el Emperador estaba esperando,

Como primera medida de Estado, ordeno la ejecución inmediata y sin posibilidad de mediación o reclamo de mi antecesor Renee.”



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