Unidos en el sueño
UNIDOS EN EL SUEÑO Los ascensores se demoraban en venir. Finalmente apareció uno cargado con muebles y me di cuenta que serían para el departamento vecino que hacía tiempo que estaba desocupado. Pensé que, después de tanto tiempo, al fin se ocuparía, sentiría ruidos y señales de vida del otro lado, que ayudarían en la noche a sentirse acompañado... Me fui para el trabajo pensando qué clase de vecinos lo habitarían; si tendrían chicos, perros o gatos. A la noche, al rato de haber vuelto del trabajo, tocaron el timbre, miré por la mirilla y vi una esbelta mujer, supuse que sería la nueva vecina. - Buenas noches, me llamo Libia – se presentó. - Mucho gusto, Albérico. - Quiero pedirle un favor. Me mudé esta mañana. Se quemó la lámpara de la cocina, ¿tendría una escalera para prestarme? - No, pero tengo un escabel con el que siempre me arreglo; si me permite, se la cambio. Me agradeció la ayuda y juntos nos dirigimos a su departamento. Al pasar vi que estaba ab