Sueño compartido

SUEÑO COMPARTIDO

El hombre entró muy resuelto, pero cuándo se sentó e inicié la entrevista, pensé que era uno de esos pacientes lacónicos, que se limitan a contestar con monosílabos y hacen pesada la sesión. Al preguntarle el nombre y decir Anré y no agregar el apellido, tuve la sensación que no venía como paciente. Una vez que terminé de hacer la ficha y preguntarle por el motivo de la consulta, empezó a hablar rápidamente y con precisión. El relato que hizo me pareció original, insólito y misterioso, por no decir fantástico.

- Hace poco más de treinta años, me recibí de ingeniero mecánico, cambié varios trabajos buscando progresar en la profesión, pero nada me satisfacía. Poco tiempo después de recibido, tuve un sueño en el que inventaba una máquina revolucionaria, que aún hoy después de treinta años sería un invento sensacional que daría gran poder a quién la poseyera. Tuve una visión fugaz de la máquina y su funcionamiento pero capté muy bien la utilidad de la misma. Quedé muy impresionado con ese sueño y pensé: Como cambiaría mi vida si lograba construirla. Pasado unos años tuve otro sueño donde recordaba ese sueño, pero después del pantallazo focalicé una parte de la máquina que se desprendió adquiriendo nitidez, quedando el tiempo suficiente como para que pudiera reparar en todos los detalles. Era tan patente, que parecía que estaba despierto contemplándola, tenga en cuenta que en el sueño yo sabía que era un sueño anterior. Al despertar fui a mi escritorio y la dibujé y anoté una serie de detalles de la misma. Pasado un tiempo tuve otro sueño donde recordaba estos dos sueños y apareció otra parte de la máquina, Al despertar rápidamente hice un dibujo de la misma y registré todos los aspectos salientes. Tenía la sensación que eran como mensajes, que recibía no se de dónde. Pasaron varios años de esos sueños cuando tuve otro donde no sólo recordaba los anteriores sino que aparecía otra parte, como en los otros sueños, lo suficientemente nítida como para poder registrar todos los detalles. Al despertar como de costumbre la registré, pero al consultar las anteriores comprobé que las tres encajaban perfectamente, como si fuera un rompecabezas. Cada tanto miraba esas reproducciones y me maravillaba pensando que estaba armando la máquina. Sin embargo después de esos tres sueños pasaron cerca de diez años, hasta que una noche en el sueño recordaba los anteriores y recibía una nueva parte de la máquina. Sabe, tuve la sensación que en el sueño entraba en otra dimensión, donde podía presenciar parte del mecanismo. Me desperté agitado y al reproducirla y ensamblarla con las anteriores, me di cuenta que tenía cuatro quintos de la máquina. Salté de alegría aunque sabía que el quinto que faltaba era el más importante, es como el que le da sentido a la máquina. Es como si tuviera un auto completo menos el motor.

-¿Por qué cree que son quintos y no sextos o séptimos?

-No le puedo explicar por qué creo que son cuatro quintos, pero tengo la certeza que es así. Me doy cuenta que cuando tenga la parte faltante, el velo caerá y veré un prodigio. Por favor ayúdeme.

-¿Cómo cree que puedo ayudarlo?

-Logrando que sueñe otra vez con esa máquina.

-Es imposible inducir el contenido de un sueño, tal cual como se desea y menos uno de este tipo. Además usted dijo que eran como mensajes, tendría que yo influir sobre el emisor, lo que está totalmente fuera de mis posibilidades. A propósito de donde cree que vienen los mensajes.

- De los registros cósmicos..

-¿Eso sería algo así como el Inconsciente colectivo, de que hablaba Jung?

-No. Es algo más amplio, grandioso, ahí está registrado todos los hechos de la humanidad, desde el principio de los tiempos. La Crónica de los Registros es la conciencia cósmica, ahí está escrita la historia imperecedera. Si se calcula la existencia de nuestro planeta en más de cuatro mil millones de años y nosotros apenas registramos la historia de los últimos diez mil, no sabemos nada de anteriores civilizaciones. Por eso Salomón decía:

Todo lo que fue es. Todo lo que será fue”.

Pero para leer en esos registros hay que tener una gran evolución espiritual, yo solo puede conformarme con recibir mensajes en los sueños.

-Se supone que si proviene del cosmos, los mensajes llegarán cuando se le ocurra al emisor.

- Yo vine a verlo porque me enteré que usted hace hipnosis. Hágame hipnosis.

-No tengo inconveniente, pero en la hipnosis le puedo ayudar a recordar algunos detalles de los sueños anteriores, pero no puedo imaginarme qué contenido pueda tener su próximo mensaje, para poder yo influir en algo.

-No importa hágala, de cualquier manera algo podré conseguir.

Iniciamos las sesiones, en las primeras traté de hacerle recordar más detalles de los sueños que había tenido, pero no lograba aportar más elementos a los que tenía registrados. Luego me pidió que le diera la orden post-hipnótica de soñar con la máquina, pero no daba resultado. Venía una vez por mes y me pedía que le hiciera soñar con la parte que faltaba.

Sin embargo, una noche fui yo el que soñó con la máquina, la que veía como en un flash. Me pareció rarísima, no podía compararla con nada ni entender para que pudiera servir. Pero en un momento del sueño vi como una parte de la imagen difusa de la máquina se desprendía y cada vez se hacía más nítida. La veía bien definida pero con una estructura y morfología totalmente desconocidas para mi. Al despertar traté de dibujarla y registrar los detalles más salientes que recordaba. Yo no soy buen dibujante, pero al terminar me sorprendí porque el dibujo era exactamente igual al del sueño. Era como si una mano invisible hubiera guiado la mía para realizarlo. No tengo ningún conocimiento para afirmarlo, pero estaba seguro que era el quinto que le faltaba a Anré. Luego de contemplar el dibujo me surgió la idea de cómo manejar la situación. La primera idea que cruzó mi mente, era que si yo tenía esa parte debería compartir el invento. Rápidamente deseché esa idea, me parecía poco ético, era como si le robara algo a mi paciente. Después me preocupaba como decírselo, no quería que pensara que yo era un taumaturgo, que yo había logrado el sueño en vez de hacer que lo tuviera él.

Cuando vino a la sesión, decidí mostrarle el dibujo. Lo observaba detenidamente y levantaba la vista a cada rato mirándome como diciendo, “usted no pudo haber hecho este dibujo”. Entonces le conté el sueño. Se mostró inquieto y nervioso. pero al entregarle el dibujo se tranquilizó. Se levantó y dijo, “voy a corroborar si es lo que falta y después lo llamo”.

Pasó una semana y no llamó, luego un mes sin tener noticias de él, lo llamé por teléfono y salió la voz de la telefonista diciendo “ese número no pertenece a un abonado en servicio”. Entonces decidí ir al domicilio, pero encontré que la calle que me había dado tenía numeración solo hasta el tres mil y el me había dado el cuatro mil doscientos. Evidentemente había falseado los datos.

No tuve más noticias de él, sin embargo tengo la certeza de haber participado de algo grande pero al mismo tiempo una gran duda clavada en el corazón.



 

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